Los primeros rayos del sol alumbraban la habitación de Alba. Ella aún seguía dormida en los brazos de Santiago, entreabrió sus ojos, su cabeza le daba vueltas aún, sin embargo, el olor del perfume de la piel de él y su calor, la obligó a volverse a acomodar en su pecho, y aunque no estaba dormida, cerró los ojos para no desprenderse de su lado ni un segundo.
Minutos más tarde el celular de Santiago empezó a vibrar sobre la mesa de noche, él quería seguir durmiendo, abrazó a Alba, con más fuerza, pero el teléfono no paraba de sonar.
—¡Santiago tu celular! —exclamó ella.
—Deja que suene —murmuró él, colocando su cabeza en el hueco del cuello de la joven para seguir aspirando su aroma sin embargo, su IPhone no dejaba de repicar.
Santiago resopló con molestia, a regañadientes se separó de ella, y extendió su brazo a la mesa de noche, al ver el identificador de llamadas, se dio cuenta de que era s
Queridos lectores nos encontramos ya en la recta final de este libro. Espero lo esten disfrutando. Les dejé nuevas pistas acerca del papá de Alba. ¿De quién sospechan? solo recuerden que el amigo de Diana se llama Jean Carlos, y ella menciona a Alejandro. Dejen sus conjeturas.