— Si lo necesita yo puedo ir a buscarla — Se ofreció Greta, Russo notó el gesto de profunda molestia de Carlo ante la intervención de la criada — En este momento la señorita Giorgia iba a llevarle una bebida.
Carlo se giró para atravesarla con la mirada, y ella no comprendió que era lo que estaba mal.
En la habitación, Vittoria luchaba por obligar a sus músculos a moverse, pudo abrir los ojos, pero en cuanto Giorgia entró se obligó a simular que estaba profundamente dormida.
— ¿Vittoria? ¿Me escuchas?
Giorgia se acercó con el vaso de jugo en la mano y se inclinó para mirarla.
— Dime algo Vittoria…
La morena continuaba tendida en el suelo, respirando con dificultad mientras sentía en pecho apretado.
— ¡Vamos, haz un pequeño esfuerzo por pelear por tu vida estúpida! &iexc