CAPÍTULO 28. Somos diferentes a como éramos antes
[ANDY]
—¿Qué hace él aquí?
—¿Qué haces aquí? —preguntamos al mismo tiempo.
Abro la boca para contestar, pero él se adelanta.
—Él es mi campeón —señala al pequeño héroe que defendió a mi bebé.
Le sonríe y el niño lo abraza.
¿Su... es... su hijo?
Un nudo se crea en mi garganta.
Un leve dolor me invade por dentro; los ojos me comienzan a picar.
Qué tonta soy al creer que durante cinco años no encontraría a nadie, que estaría solo.
Quizá hasta fue egoísta de mi parte esperar eso.
—Ah, bueno... es un pequeño héroe —le sonrío sinceramente al pequeño; me regresa la sonrisa.
Me agacho a la altura de mi bebé, intentando disimular mi voz, que seguro sonará quebrada; casi a susurros logro preguntar:
—¿Estás bien, bebé? —asiente cabizbaja.
Le levanto con cuidado el mentón, encontrando un pequeño raspón en su mejilla izquierda.
Siento la rabia crecer en mi interior.
¿Cómo es que ninguna profesora se fijó?
¿O simplemente lo dejan pasar y ya?
—¿Qué te pasó, bebé? —pregunto ya con seriedad en mi voz;