CAPÍTULO 27. Mesa para locos
[LIAM]
—¿Qué es el tiempo, relativamente hablando?
Desde ahora y hasta dentro de tres meses, una completa locura.
Ella como anfitriona.
Y yo como invitado de honor, a la mesa de locos.
Porque así me está volviendo ella.
Totalmente y sin remedio.
Pero solo porque no sé, y me confunde, lo que sea que posiblemente siento.
Sentir.
Esa palabra.
Si para el mundo soy un insensible, se nota que no me conocieron antes de toda esta mierda.
Solo una persona lo hizo, y es una lástima que así fuera, porque se llevó lo mejor de mí.
Basta con preguntarle a todas aquellas que me llamaron insensible, luego de darles lo que pedían, más no lo que realmente querían, para luego decirles: ¡fue bueno, pero adiós!
Y sí, de algo estoy seguro: es que nadie en el mundo, aparte de Andy, me había dado tantos putos dolores de cabeza…
Como lo ha hecho ella.
¿Sentir?
Sí, ella lo ha logrado. Después de tanto tiempo, ha logrado sacarme de cada una de mis casillas, confundirme y hacer lo que no hago desde hace años:
Bu