CAPÍTULO 49. ¿Qué tienes que decir?
[LIAM]
Abro los ojos y veo a la responsable de que mi vida tenga sentido de nuevo.
Comienzo un camino de besos desde su espalda baja hasta la orilla de sus senos; lanza un pequeño gemido y se acomoda en la cama sin despertar.
Tiene el sueño pesado.
Sonrío y le robo un beso casto; la veo sonreír e instantáneamente mi corazón da un brinco de felicidad.
¡La amo!
Pude decirlo. Cuando creí que jamás diría esa frase de nuevo, viene ella y me bota todos los muros que yo mismo había levantado para no volver a caer en la miseria que creía era el amor.
—Te amo —digo a la mujer entre mis sábanas.
Mi mujer, fue mía y fui suyo, devolviéndome la vida en cada movimiento, en cada beso húmedo de sus labios, en cada abrazo, en cada gemido, en cada mirada color océano.
Devolviéndome la vida solo con ser ella, sólo ella.
Me dirijo al baño, me doy una ligera ducha y salgo a la habitación; aún está dormida.
Enciendo mi móvil y le tomo una foto a Lena, luego llamo a Cristy para que me ayude a vestir a Liliam