Si señor, seré sus ojos

—déjanos a solas Leandro— ordena Sebastián

—un placer, Leandro Bustamante, mano derecha y amigo de Sebastián— se presenta Leandro con entusiasmo

—¡Leandro!— exclama Sebastián irritado

—un permiso— Leandro de marcha sonriente

Anastasia no sabía que decirle, los nervios le ganan cuando él coloca esa expresión de aura fría.

—te diré lo que debes hacer y presta atención porque odió repetir las órdenes que doy. No debes ingresar a mi habitación sin permiso, no debes meterte en mi vida privada, y mucho menos tener el atrevimiento de opinar sin que yo lo pida, lo que debes hacer, es estar al pendiente de mi alimentación, que todo en mi habitación este organizado, elegir mi vestuario del día a día, te diré los colores que son de mi agrado, irás conmigo a la empresa, para que cualquier cosa que yo necesite, tú estés disponible para mi, no trabajarás para nadie más, solo para mi ¿Entendido?

—si señor, seré sus ojos— la respuesta de Anastasia amarga más el corazón de Sebastián, le recuerda la miserable vida que tiene —disculpe señor, no lo dije por mal— habla ella en voz baja, al saber que metió la pata

—algo que te quiero dejar muy en claro, es que ¡Jamás debes tener algún tipo de comportamiento seductor! a leguas puedo percibir que no eres mi tipo, ¡Y jamás en tu vida me veas con lástima! ¿Entendido?

Ella traga grueso, sería algo muy dificil no fijarse en Sebastián Parrow, aunque su personalidad es de un hombre cruel, Anastasia que es una chica pobre y a pasado por mucho sufrimiento en su vida, ve más haya de aquella dureza del hombre.

—descuide señor Parrow

—es hora de desayunar— informa él —lo bueno de nuestro trato, por tu parte es el pago, los beneficios, debes comer junto a mi, así que camina rápida

—si señor, como ordené.

Al llegar al jardín, donde ahora Sebastián acostumbra a comer, Anastasia se queda maravillada con la hermosa vista del paisaje.

Ella siente algo de admiración por Sebastián, ya que apesar de su condición, se muestra como un ser humano normal.

—¡Buenos días señor Parrow!— saluda la empleada, la que siempre le sirve el desayuno a él

—Sara, ella es Anastasia a partir de mañana ella se encargará de mi alimentación, y de la hacienda, todo lo que ella diga se hará— Sara no está muy de acuerdo con la desición de su jefe.

—como usted ordené jefe

—trae el desayuno para ambos

—si señor— Sara le da una ojeada a Anastasia y luego se marcha con disgusto

Anastasia se siente algo incomoda, la salud de su madre está cada vez peor, no mejora como ella quisiera, el cáncer cada vez consume su cuerpo, una lágrima desliza por su mejilla, no a podido correr con suerte en la vida, ni tan siquiera estudiar, y luego expulsa un suspiro profundo.

Para luego mirar aquel hombre, <

> Anastasia en sus pensamientos, pero aterriza cuando siente el café caliente en sus piernas.

—¡Ay me arde!— se queja Anastasia

—perdone señorita— se disculpa Sara, pero luego sonríe causando escalofrios a Anastasia, como si fuera una loca

—¿¡Qué mierdas sucede!?— pregunto irritado

—lo siento mucho jefe, es que le cayó el café a la señorita, pero no fue mi intención— Sara sonríe y coloca el resto de desayuno en la mesa

Anastasia tuvo que agarrar servilletas para limpiarse, su delicada piel le arde.

—¿Es grave?

—yo... Descuide señor Parrow, no es grave, por favor continue su desayuno— le pide Anastasia

—¿Si desea puedo traerle algo señorita? Para aliviar su dolor— pregunta Sara colocando su tono de voz como si realmente le preocupara

—es usted muy gentil, pero estoy bien— responde Anastasia mirándola con enojo

—un permiso señor Parrow— Sara mira una vez más a Anastasia con incredulidad y se marcha triunfante

Ella sigue agarrando servilletas, y es que le arde demasiado, al ver la sal, alza un poco su vestido y se aplica para luego frotar, no quiere que se le haga alguna vejiga.

—¿Todo bien?

—si, sí señor— responde Anastasia y luego lo observa, como agarra los cubiertos y desayuna con elegancia, ella se impacta

—¿Puedes dejar de mirarme? Odió que hagan eso— habla entre dientes

—nooo, no lo estoy haciendo, voy a desayunar

Cuando la chica se llevó un bocado a la boca, sin querer escupió la comida, los huevos revueltos está súper salados, ella agarra el jugo de naranja y lo bebió, pero esta con sal también, no puede creer que esa empleada sea una loca maniática.

—¿¡Ahora qué!?

—no es que... Pase mal señor— miente ella y traga grueso, él come con normalidad, lo cual indica que su desayuno está perfecto

Lo peor de todo es que Anastasia tiene hambre, desde ayer no prueba comida.

—señor quiero hacerle una pregunta ¿Puedo?

Él le hace señas con su mano de que prosiga.

—¿Por qué su ex novia no se va a casar con usted?

Sebastian deja caer sus cubiertos, resonando en el plato por el disgusto que está le acaba de ocasionar.

—¿Qué te dije?— preguntó fulminante

—si... No meterme en su vida privada

—¡Entonces lo hagas!— responde furioso

—no se enoje señor, solo... Quería informarme un poco, ya que seremos muy unidos

—¡tonterias!, ¡solo será una esposa Sustituta y mi empleada!, ahora desayuna porque tendrás mucho trabajo por hacer

Anastasia se impacienta, pero debía decirle.

—señor...

—¿¡Qué!?— responde de mal genio

—se que es muy pronto... Pero podría por favor dame un adelanto, de verdad me urge señor

—¿Como te atreves a pedirlo? Si tan solo llevas como aproximadamente 1 hora bajo a mi servicios

—señor... Por favor, es importante, yo hago lo que usted me pida, pero la vida de mi madre está en riesgo, por favor, veo que usted es millonario y será algo tan simple para usted, le prometo que le devolveré todo lo que me dé, incluso si usted quiere que yo haga algo más por usted lo hago señor— súplica Anastasia con desesperación, ella necesita internar a su madre en una clínica de paga

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo