Al sentir su tacto

—¿Qué tan dispuesta estás?— pregunta él con su voz ronca haciendo bombear el corazón de Anastasia, ella con su voz temblorosa le dice.

—yo...— la chica no sabe que responder, ya que las palabras de Parrow, son de doble sentido

—¿Puedes incluso acostarte conmigo?— pregunta él sin pelos en la lengua haciéndola traga grueso, las mejillas de Anastasia se sonroja por completo, por el atrevimiento de Sebastián, que al ser algo seductor y demandante, las facciones de su rostro se relajan un poco haciéndole ver aún más guapo

Ese es el momento donde ella desea desaparecer, quizás es algo infantil, pero aunque es hermosa, y baila como toda una experta y sensual con mucha seguridad, no ha sido tocada por un hombre, en el sentido de tener sexo.

Sebastian esperaba una respuesta concreta, pero como ella se mantuvo en silencio procede a decir. —¡Jamás me acostaría contigo!— hace un gesto de desagrado —mis especialidades sexuales son más... Exigentes. En el transcurso del día te daré una respuesta ¿Entendido?

—si, si señor— la chica suspira, todo ese aire que tenía retino por causa de esa pregunta lo expulsó con tranquilidad

Al pasar aproximadamente 20 minutos, Sebastián termino de desayunar.

—vamos— ordena él

—señor, déjeme y llevo la bandeja

—¡No!, Además, ya no tarda Leandro para llevarnos a la empresa ¿Qué traes puesto?— pregunto Sebastián fulminante

—un vestido señor...

—espero que sea largo, porque tú debes es trabajar, no seducir— cuando Anastasia escucha eso, empieza a bajar su vestido, estirando un poco, pero el rozar la tela con su piel quemada le hizo arder más

—es largo... Llevaré la bandeja y así voy al baño, ¿Puedo?

Sebastian frunce el ceño.

—5 minutos, debes ser puntual— ordena él y ella se apresura a recoger todo

—si jefe, no me tardo

Anastasia camina rápidamente, la hacienda es un sueño para ella, ama este lugar, pero su fantasía se esfuma al ver a Sara.

—¿Te gusto la bienvenida?— pregunta Sara con incredulidad

Anastasia la ignora y sigue caminando hacia la cocina, pero Sara la sigue para atormentar su vida.

Al llegar a la cocina deja la bandeja en la isla.

—¡Eres interesada, solo estás aquí por el dinero del jefe!

—¡Claro que si! Pero me lo ganaré a punto de trabajo— responde Anastasia y revira los ojos, la chica camina hacia la salida, pero Sara muy furiosa la agarra fuertemente del brazo —¿¡Qué te sucede!?— pregunta Anastasia

—¡¡Tengo mis ojos puestos en ti!!— amenaza entre dientes —nada más por encima se nota lo zorra que eres

Anastasia se suelta de su agarre.

—no pienso dejarme de ti, no creas que se me va a olvidar lo que me hiciste con el café, tarde que temprano lo pagarás— Ana sale rápidamente de la cocina, no tolera a Sara en absoluto, ella no es de problemas y odió, pero Sara ya la lastimó.

La chica busca un baño, hasta que lo consigue, al ingresar se encierra y alza su vestido, la parte quemada está roja, ella muerde su labio inferior, no sabe que hacer.

Lo único que se le pasó por la cabeza, es mojar sus manos y dar unos toquecitos de agua en su piel, pero eso provoco más ardor, al darse cuenta que está tardando mucho, la chica sale del baño apresurada y camina rápido, pero tienes es ganas de llorar, literal su piel le arde.

Al llegar a Sebastián Parrow, este está hablando con Leandro, que al percatarse de su presencia dejan de hablar.

—estoy lista jefe— dice ella con entusiasmo

Sebastian no le responde, si no que empieza a caminar, y ella observa sus movimientos, desea saber más de Sebastián, pero quizás con el tiempo.

Al llegar al auto, ella se sube en la parte de atrás junto a Sebastián, Leandro conducen en silencio.

Anastasia no tuvo opción que abrir un poco sus piernas, está viviendo el peor infierno en este momento, sus ojos están llorosos y por más que trate de soportar sus lágrimas, se salen solitas y ella las seca rápidamente.

—¿Qué te sucede?— pregunta él con arrogancia mientras sostiene su bordón, ella al oír su voz de exalta.

—nada jefe...

—muy importante, nada de mentiras

—solo que... El café que se derramó, cayó en mis piernas y es que... Me arde señor— habla ella con su voz quebrantada

—¡Hasta ahora lo dices!— niega Sebastián con la cabeza —¡Leandro conduce hacia una farmacia

—no es necesario señor, por favor, no quiero abusar de su amabilidad, suficiente con la gran ayuda que me va a dar

Él no responde, por lo que Leandro capta la orden, la chica presiona sus labios, no quiere ser como una carga, y luego que su jefe la aborrezca por ocasionarle tanto problemas y disgustos.

Al llegar a una farmacia, Leandro baja del auto dejándolo a ellos solos.

—acercate— ordena Sebastián y ella abre los ojos par en par —¡Rápido! Es una orden— habla él demandante

Ella lo hace quedando a centímetros de él.

Sebastian acerca su mano lentamente y la coloca en la rodilla de Anastasia, poniéndola nerviosa, ella pega un brinquito al sentir su tacto.

—¿Qué hace señor?— pregunta ella con su voz entre cortada

—quiero saber ¿qué tan grave es?— habla él seriamente

—no es necesario que me toque señor, de verdad no...

—¡Tonterías! Déjate revisar— Sebastián sube su mano lentamente haciendo erizar la piel de Anastasia —¿No y que era largo el vestido?— frunce el ceño y sigue subiendo su mano, Anastasia siente una marea de calor

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