Cuando Tiberius se reunió con Evana, se fundieron en un abrazo que los reconfortó a ambos y que se rompió por el sollozo de ella que hizo a su hermano separarse para recoger sus lágrimas con los pulgares.
–No llores hermana, estás bien, no logró herirte.
–¿Por qué hizo eso? Siempre lo traté bien, confié en el más que en nadie.
–Es difícil saber su verdadera razón, a veces es solo resentimiento, rabia o envidia por lo que otros han logrado; Giovanna resultó igual.
–En este momento extraño mucho más a Raffaella, es la única persona que siempre ha sido leal con nosotros.
–Creo que es oportuno que te cuente que hablé con ella y está dispuesta a ir a Nueva York a ayudarme en la reorganización, pero ahora con lo sucedido aquí, quiero proponerte que te vayas conmigo, crea tu división allá y para eso puedes contar con Raffaella.
–¿Irme a Nueva York? No sé, tengo que planteárselo a los niños, nacieron aquí, han crecido aqu