Capítulo 118

Tiberius llegó a Nueva York con el rostro adusto, revisó su reloj y le pidió a Rigo que lo llevara directamente a la oficina, su chofer lo miraba por el espejo retrovisor y se mordía los labios para no cometer una imprudencia, sin embargo, fue el mismo CEO quien le espetó:

–Ya dime lo que quieras decir, no soporto que me veas con ojos curiosos cada dos minutos.

–Si me permite preguntar, ¿cómo le fue en Roma? ¿Todo bien con sus sobrinos?

–¿Esas son las preguntas que te tienen mirándome así?

–Bueno… ¿Qué pasó con la señorita Novelli? Lo veo así y pienso que la encontró ya casada.

–No se casó, pero no lo decidió porque yo significara algo para ella, fui directo, tomé sus manos y le pedí que no se casara, que se viniera conmigo a Nueva York, pero me dejó allí ni siquiera me habló, su respuesta fue silencio y eso me dijo más que cualquier frase porque continuó con sus planes de boda.

–Entonces, ¿por qué no se casó?

Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App