Tiberius y los gemelos estaban recostados en un amplio sofá de cuero, miraban un documental en la pantalla de su portátil, los tres muy atentos y en una posición muy similar, cada niño con las piernas estiradas como su tío y los pies cruzados uno sobre otro, rostro serio con expresión de concentración en sus ceños fruncidos.
Evana se había asomado a ver qué hacían sus hijos, justo antes de ponerse el fastuoso vestido para la cena, Ignacio la había seguido y apoyo sus manos en los hombros desnudos de ella.
–¿Estás espiando a los niños?
–Verificando qué hacían, había mucho silencio –respondió en susurros.
–Pues tus tres niños están comportándose.
–Siempre he pensado que George y Adrián se parecen mucho a Tiberius.
–Y no solo físicamente –aclaró Ignacio–, sus actitudes son similares.
–Espero que eso no te incomode.
–La verdad es que no, pero los próximos sí serán igualitos a mí.
–¿De cuáles pr