Capítulo 004

—¡Vivi! —la llamo Sahara que la esperaba en la entrada del aeropuerto —. ¿Cómo estás, preparada?

—Hola, si preparada.

Vivian sonrió, mientras se abrazaba con la mujer y ella comenzaba a contarle todo lo que iban hacer en el que sería su nuevo hogar, pero su mente no podía estar más dispersa.

—¿Qué pasa Viví, me estás prestando atención?

—Perdóname, estoy algo distraída

—¿Sucedió algo anoche? ¿Algo llamado Tayron Reyes?

Vivian sonrió pesadamente, así que saco su celular y mostró un scanner a Sahara del documento firmado, el cual había enviado por correspondencia a los RRHH de RY, no quería que ese hombre se arrepintiera.

—Oh mi niña ¿Y como lograste convencerlo? —inquieto Sahara sorprendida.

Vivian levanto sus hombros.

—Llego ebrio a mi departamento anoche.

Sahara sonrió entre dientes, negando con su cabeza ese hombre no iba a cambiar jamás, su egoísmo y narcisismo lo poseían.

—No te preocupes, ahora descansa nos esperan largas horas de viaje y una escala en Madrid.

Vivian asintió mientras se sentaba en su lugar en el avión y después de despegar vio a su hogar quedar atrás mientras cerraba sus ojos y recordaba porque todo había salido mal.

[…]

A la mañana siguiente en su cuarto de hotel en Palermo hacia dos años. Vivian despertó con un fuerte dolor de cabeza, pero cuando se vio completamente desnuda y con rastros de haber estado con alguien entro en pánico, esa fue su primera vez con un hombre.

—Ya despertarte —dijo Tayron que salía de la ducha con una toalla en su cintura y con otra secando su cabello.

Vivian trago saliva, su rostro se ruborizo de la vergüenza, y con sus manos temblando intento explicarse:

—Discúlpeme señor esto no debió pasar, fue mi culpa…yo presentaré mi …

Tayron no la dejo terminar, cuando se acercó y tomando asiento en la cama, puso sus dedos sobre sus labios

—Tu me sedujiste. No lo recuerdas, así que tienes que hacerte responsable.

Vivian abrió sus ojos y su cuerpo se estremeció.

—Discúlpeme señor no era mi intención no es lo que usted cree… Bebí de más y…

Tayron soltó una risita y tomándola de su cuello la beso, Vivian no entendía que pasaba, así que él deslizó sus labios a su oído donde susurro:

—Se que fue tu primera vez, así que yo tomaré la responsabilidad si tú lo haces.

Esas palabras fueron su fin, desde ese momento se volvió en la amante clandestina de su jefe, pero en unos pocos meses no solo su cuerpo se entregaba a él también lo hacía su corazón.

Esos dos años habían sido lo mejor que pudo haber vivido solo ella conocía la parte dulce y cálida del hombre frío y calculador que era ante el mundo Tayron Reyes.

Y aunque sabía de su compromiso con la familia García, solo quería apoyarlo para que el logrará su sueño, ser el Rey Hotelero del Mediterráneo.

Durante los tres años anteriores RY International, Inc, bajo el mando de Tayron paso de tener solo cinco hoteles en la Baleares a tener diez más por toda la costa Europea sobre el mediterráneo, pero el quería ampliar la cadena a la costa africana así que durante esos dos años seis hoteles más se unieron a la cadena desde Marruecos hasta Egipto, y estos quedaron bajo una nueva filial que solo pertenecía a Tayron fuera del alcance de su familia.

Durante el viaje de inauguración de los hoteles la relación clandestina entre ellos se volvió más desenfrenada Tayron estaba aún más prendado de Vivian, de una forma posesiva, y no había lugar donde no quisiera poseerla, pronto su relación comenzó a dejar estelas que todos a su alrededor fueron notando, era un secreto a voces.

Vivian estaba cegada, él le había dicho múltiples veces que rompería su compromiso y se quedaría solamente con la línea de Hoteles de África, si su familia se atrevía a luchar con el y que ella podía ejercer como abogada en el buffet que manejaba la cadena.

Pero Tayron no quería soltar su poder, no quería ceder ante su padre y su tío, y Vivian lo descubriría de la peor manera.

Al día siguiente de su regreso a Palma de ese último viaje hacia dos semanas, Vivian corría por los pisos de RY International, Inc, entregando todas las novedades de las inauguraciones de los hoteles nuevos, cuando obtuvo todos los radicados en orden regreso al último piso donde estaba solo la oficina de Tayron y la suya.

Llevaba su alegre sonrisa y movía su cabeza al ritmo de una canción africana que le había encantado, organizo su traje y tomo el arrume de documentos perfectamente organizados, su tablet y su carpeta para dirigirse hacia la oficina de Tayron.

Pero se detuvo cuando las voces de Sergio y Tayron salían del interior de la habitación.

—¿Bueno, amigo, ya tomaste una decisión? —la voz de Sergio resonó con una frivolidad que le helo la sangre.

—¿De qué hablas? —inquirió Tayron, con un tono calculador.

—Ya sabes, sobre tu asistente y tu prometida, Luisa. Ella regresa en un mes, después de Año Nuevo.

—No hay nada que decidir, sabes que me voy a casar con Luisa. Tengo que hacerlo para que mi familia no pueda arrebatarme nada. No lo permitiré solo por complacer a Vivian.

Un escalofrío le recorrió la espalda al escuchar esa frase. "Complacer a Vivian". Como si sus sentimientos fueran un mero capricho, una molestia a ser gestionada.

—¿Entonces dejarás que se incorpore en el buffet Ramírez?—pregunto Sergio.

—No.

—¿Cómo? No te entiendo, amigo, ¿qué vas a hacer con ella?

—La enviaré de vacaciones unos meses, que viaje visitando los hoteles en Italia y Grecia, mientras me caso y soluciono todo con Luisa. Y luego, cuando regrese, la convenceré de que siga siendo mi amante. No dejaré que me deje, ella me pertenece, es mía y solo mía.

Sergio soltó una carcajada lasciva. Esa risa, cargada de complicidad y desprecio, le revolvió el estómago.

—Creo que estás loco, pero no te critico. Vivian es algo… difícil de evadir. Fue buena mi idea de que la sedujeras hace dos años y de haber agregado esa píldora en su licor.

Tayron resopló, con una arrogancia palpable. Esa risa, la risa del hombre que había amado con una ceguera dolorosa, la quemaba en lo más profundo de su ser.

Su mundo se derrumbó al terminar de escuchar aquello. Allí entendió que todo era una mentira.

Vivian tapo su boca ahogando su sollozó mientras retrocedía, si su corazón hubiera sido de cristal en ese momento los pedazos hubieran quedado esparcidos en el suelo y el ruido hubiera sido ensordecedor.

«¿Porque me haces esto? ¿Tan poco soy para tí Tayron Reyes?» Pero también se sintió culpable ella había cedido a ese juego.

Las lágrimas salieron de sus ojos como un río y dejo toda la documentación en su escritorio para salir corriendo hacia el elevador, bajo al sótano monto su motocicleta y sin despedirse salió sin mirar atrás hasta que llegó al Hotel De Mar Gran Meliá donde se hospedaba Sahara y allí le confeso todo.

***

Tayron despertó agitado, su cabeza daba vueltas y la sed lo invadía, trago saliva sus labios estaban resecos, así que se levantó dejando su figura desnuda ser iluminada por los tenues rayos de sol que luchaban por colarse atraves de las nubes negras sobre el cielo de Mallorca.

Tayron abrió el pequeño refrigerador de una pieza y saco una botella de agua la cual bebió dejándola deslizar por su garganta y fuera de su boca hasta llegar a su pecho tonificado.

Luego recordó a Vivian, y la busco con su vista pero ella no estaba.

«¿Dónde está, esa mujer?» se pregunto.

Pero antes de moverse la puerta del departamento se abrió, él sonrió pensando que era Vivian, pero abrió sus ojos cuando vio a una señora de edad ingresar.

—¡Ahhh! —grito la mujer al ver a Tayron completamente desnudo.

—Señora, por Dios tranquilícese, nunca vio a un hombre.

La mujer lo fulminó.

—Que irrespetuoso ¿Por qué mejor no me dice que hace aquí?

—Eso debería preguntar yo, este es el departamento de mi chica—dijo él con cierto gusto.

La mujer lo miro desconcertada

—¿La señorita Vivian, es su novia?

—Si porque — dijo con confianza.

—Porque ella entrego el departamento y me dijo que hoy viajaba y que no volvería.

La ira se apoderó del hombre haciendo que las venas de todo su cuerpo tensado se resaltaran, tomo su ropa vistiendo apresuradamente y salió sin pedir permiso del pequeño departamento, bajando las escalas de a tres en unas cuantas zancadas ya estaba en su auto y marco a Vivian pero su llamada no se conectaba.

—¡Mierda! — gruñó mientras marcaba a Carlos su otro asistente.

—Buen día señor, ya …— Carlos no pudo continuar.

—Busca a Vivian, así tengas que levantar cada piedra de las Islas Baleares, y tráela.

— ¡YA!

Carlos quedó paralizado cuando se finalizó la llamada ¿Cómo era que Vivían había desaparecido? Ello le preocupaba.

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