Mundo de ficçãoIniciar sessão—Ese hombre es insufrible… —murmuró Cristina mientras se dejaba caer en el asiento de su oficina. Apoyó el cuerpo en el respaldo, soltando un suspiro cansado; sin embargo, al hacer aquel movimiento, la tarjeta que estaba sobre su escritorio salió volando y cayó al suelo. Cristina dirigió la mirada hacia el objeto, frunciendo el ceño, y entonces recordó que había algo importante que debía hacer.
—Es cierto… el médico —dijo para sí misma. Se agachó con rapidez, tomó la tarjeta entre los dedos y, al observar el número, lo analizó unos segundos antes de marcar. Esperaba que él no tomara mal su llamada.Mientras la línea sonaba, Cristina ensayaba mentalmente las palabras adecuadas. Debía hablar con el médico que atendía a Valentina y buscar la forma de costear los tratamientos que la pequeña necesitaba. Sus dedos tamborileaban sobre el escritorio, reflejo del nerviosismo que crecía dentro de ella. Justo cuando se mordía el labio inferior por la impaciencia, una voz masc






