Lo mejor de todo fue despertar a su lado. Él tenía su brazo encima de mí, su mano puesta en mi vientre con delicadeza, como cuidado que nadie le haga daño a su futuro hijo o hija.
Vi el reloj que estaba en la mesita de mi lado y pude visualizar que eran las 4 de la madrugada. Aún era temprano para levantarme, con cuidado quite el brazo de David y me levanté para ir al baño. Me eché un poquito de agua en la cara para refrescarme y vi que mis mejillas tenían su color natural. Sonreí al espejo y cuando estaba lista para salir y volverme acostar escuché los gritos de David. De nuevo su pesadilla.
-¡NO! ¡NO! ¡NOOO! -gritó fuertemente-. ¡Déjame en paz! ¡Aléjate!
-¡David! ¡David, cariño, despierta! -lo moví lo más que pude y seguía dormido, inmerso en su pesadilla.
Los gritos despertaron a todos. En cuestión de segundos la cama estaba rodeada por los demás, con cara de preocupación.
-¿Qué pasa? -pregunta mi hermano colocándose a mi lado.
-Siempre tiene pesadilla -le respondo movie