Salí de la habitación a la hora de la cena.
Los chicos estaban en la sala conversando y yo me fui a la cocina. No me sorprendió solo ver a mi cuñada, pues sabía que Carmen y Raquel no estarían tan dispuestas de nada. Al menos no por ahora. Necesitaban descansar tanto como yo.
-Te hacía en cama -dice ella al verme.
-Estaba aburrida. Y Marisol se fue a la habitación con los niños a jugar videojuegos.
No moví un dedo. Me hizo mala cara cuando lo intenté y no quería más drama. Me senté a verla cocinar. Siempre me había gustado como cocinaba, tanto o más que Alejandro.
-Preparé tu comida preferida -dice agarrando un plato-. Solamente para ti. Los demás pueden verte comer -y se ríe.
-Oh, que delicia -digo con emoción -. Me encanta como lo haces. Siempre he querido hacerlo así, pero la verdad no se compara.
-Siempre se los hago a los niños cuando enferma -me cuenta-. A veces se "enferman" cada semana. Al principio les creía pero caí en cuentas que solo era una táctica para que les cocinara.