Capitulo 229

Otra de las manías de Richard, era la de construir rutinas. Casi todo lo que hacía tenía un método, y a veces se entretenía en calcular los tiempos que tardaba en hacer las cosas de una manera o de otra. Sabía, por ejemplo, lo que tardaba en prepararse un café desde que encendía la cafetera hasta que se sentaba en la mesa a desayunar, y había comprobado que en los diez segundos que tardaba en calentarse el agua, si aprovechaba para poner la leche, el azúcar y meter la cápsula de café, eran diez segundos que le ganaba al café; más los que se ahorraba si mientras se llenaba el vaso preparaba las galletas, la servilleta y el plato. Le encantaba que todo sucediese siempre de la misma manera, no le gustaban nada los cambios ni improvisar. La última vez que había improvisado, el resultado había sido un divorcio. Lo peor de todo era que sabía que se aproximaban cambios. Últimamente Susana estaba más pesada que nunca con la idea de irse a vivir juntos.

―Es una tontería que cada uno esté vivie
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