Capítulo 23

Gabriel se detuvo en el último escalón antes de entrar al hospital, y pensó si algún día podría entrar por esas puertas sin la sensación de que algo malo estuviera a punto de pasar. No había visto a Maoy desde el fatico día en que le rompió la cara, y la verdad no se sentía con la fuerza suficiente para enfrentarlo en ese momento. Había dormido poco, alternando sus pensamientos entre buscar la solución a su problema con Franco y ver por otro rato las imágenes del enfermero. Al final, cerca de la madrugada, la posible solución a su problema le llegó de repente y cayó sentado en la cama. Franco era malo y violento, y tenía que combatir fuego con fuego. Aquella solución le trajo más ansiedad que paz, y el resto de la noche la pasó entre moverse en la cama y tener constantes e inquietantes pesadillas que lo habían dejado cansado y con

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