Dos camionetas estaban atravesadas en medio de la carretera, y fuera de ellas unos cuantos hombres armados esperaban a que la escalera estuviera más cerca y el chofer redujo la velocidad.
—Miguel, debajo de la carpa —Gritó el chofer al ayudante que estaba sentado unos puestos más atrás. El joven se puso de pie y levantó una carpa negra que cubría unos bultos de café.
—Escóndanse ahí —les dijo y Axel miró a Gabriel.
—¿Por qué nos ayudas? —le preguntó el rubio y el ayudante se encogió de hombros —si alguien está en contra de Franco, es de mi equipo.
—¡Rápido! —les gritó el chofer y Axel se metió bajo la carpa. Gabriel sacó el disco duro y su celular del bolsillo y los puso en el pecho del ayudante que lo miró con los ojos abiertos.
—Esto será