Capítulo 59 – Bajo la Luna, Todo se Dice
El sol descendía con lentitud, tiñendo el cielo de un naranja profundo, como si el propio universo supiera que algo importante estaba por suceder. Las sombras se alargaban sobre la plaza central de Fuego de Luna, donde el árbol más antiguo, aquel que había sido testigo de generaciones de Alfas, de nacimientos, pactos y traiciones, albergaba ahora una escena distinta: el silencio del pasado y la promesa del futuro.
Khael estaba sentado a sus pies. El bastón del linaje Alfa, tallado con símbolos antiguos que sólo los de su sangre podían leer, descansaba apoyado contra su hombro. Pero lo que sus manos sujetaban no era una reliquia de guerra ni un documento oficial, sino un pequeño trozo de tela color lavanda, gastado por el tiempo, doblado con un cuidado casi reverencial. Era un fragmento de manta. Una que alguna vez arropó el cuerpo pequeño de Nayara cuando era apenas una niña solitaria en el orfanato.
Se la había dado una mujer mayor, una cuidad