CAPÍTULO 58 – EL ABRAZO QUE NO LLEGA
Gael no podía apartar la mirada.
Desde el umbral de la habitación, donde apenas el marco de la puerta le ofrecía un refugio a medias, observaba a Varek de rodillas, llorando sobre el vientre de su compañera, agradeciendo entre lágrimas por la vida que acababa de traer al mundo. Y no solo eso… agradeciendo por la oportunidad.
Una oportunidad.
Esa palabra le resonó en el pecho como un eco lejano y cruel.
Una que él no había recibido.
Una que quizás nunca recibiría.
Mientras Mónica acariciaba la cabeza del doctor y le ofrecía una sonrisa agotada, pero plena de ternura, Gael sintió cómo algo se abría dentro de sí… algo que había enterrado hacía tiempo: la esperanza.
Ojalá, pensó, ojalá que algún día Nayara me permita, aunque sea… volver a abrazarla.
Volver a mirarla sin que baje la vista.
Volver a ser "su" lobo
Cerró los ojos y la imaginó.
Nayara, en medio de la manada, riendo, con dos niñas pequeñas corriendo a su alrededor. Una