—Quiero decir, todos hemos estado muy ocupados. Así que es difícil saberlo —respondió, la confusión aún era evidente en su rostro—. ¿Por qué preguntas? ¿Está en problemas por algo? Digo, no me sorprendería.
—Para mí es difícil hablar de esto —finalmente dijo Irene—. Pero la esencia es... que no quiere marcarme. Siempre que el tema surge, lo cambia, tampoco me deja visitarlo y cuando lo veo, generalmente es él quien viene a mí. Han pasado meses desde que descubrimos que somos compañeros, y no me ha pedido que me mude a su manada, ni nada...
Tabby frunció el ceño. —Bueno, como dije... hemos estado ocupados y...
—Una mujer contestó su teléfono cuando lo llamé el otro día —soltó, las lágrimas nublaron su visión mientras miraba fijamente sus manos—. Tampoco quería creerlo, pero no puedo saber si me está engañando porque no estoy marcada por él, y nuestro vínculo no es lo suficientemente fuerte para que mi loba sienta el engaño. No estoy segura de qué hacer... así que por eso estamos aquí.
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