El silencio entre ambos se volvió insoportable. Logan bajó la mirada, intentando recomponerse, mientras Nathan seguía observándolo con esa mezcla de calma y fuego.
—No sé qué mierda me pasa contigo —dijo Logan finalmente, con voz baja.
— Es algo que no puedo fingir tampoco — dijo Nathan.
—Pues finge —replicó Logan con un suspiro frustrado—. Es lo mejor que podríamos hacer. Tú estás comprometido con mi hermana, y yo… —se interrumpió, apretando la mandíbula—. Yo no sé qué carajo me pasa.
Nathan avanzó un paso, lo bastante cerca para que Logan sintiera la tensión subirle por la piel.
—Ven conmigo —dijo de pronto.
—¿Qué? —Logan lo miró confundido.
—A mi departamento —repitió Nathan, con el tono firme pero contenido—. No quiero dejar esto así. No quiero que ese beso se quede como algo que no se habla. Tenemos que entender qué fue.
Logan negó con la cabeza, casi riendo, pero la risa sonó nerviosa.
—¿Entender? ¿Qué quieres entender? ¿Que estás por casarte con Nara y aun así me besaste en el