60. UNA LADRONA DE YATES
GREYSON
Me pellizqué el puente de la nariz ante su alarido hacia la cocina. Era imposible.
Enseguida los murmullos se hicieron más fuertes.
…Oh, mi Diosa, el Alfa al fin se empareja de nuevo…
…¿Quién será la afortunada?
…Pensé que la próxima Luna sería la prometida de Owen…
“No lo creo. Esa loba es mía” Kaos bufó, y yo ya estaba loco por regresar.
Aun así, no negué las palabras de Margaret y más bien las confirmé.
—Es cierto, pronto voy a presentar a mi hembra.
—Bueno… ¿no será esa que se está llevando tu yate, no? —me preguntó extrañada, mirando por el amplio ventanal que daba al lago.
Me giré como un resorte, viendo pasar mi barco y, a través de los cristales de la cabina, efectivamente se mostraba la silueta de una mujer.
—¡Me cago en todo! —rugí, saltando de la banqueta y corriendo hasta salir al muelle solo para ver el culo de la embarcación.
“¡AVA REED, ESPERO QUE ESTO NO SEA LO QUE IMAGINO!” le rugí en su mente, pero me había bloqueado por completo.
Lo peor es que descuidadamen