—La única para mí, la única por la que lo estoy dejando todo. Todo el resto fue solo un pasatiempo, algo pasajero que no significó nada en mi vida, pero ahora estoy sentando cabeza con la mejor persona que me he podido encontrar, ¿ya era hora, no creen?
El sonido de una bandeja cayendo al suelo y unas copas rompiéndose en piezas lo hicieron girarse solo para ver cómo Serena salía corriendo y se perdía entre la gente. Sus ojos perdidos vagaron sobre el rostro desconcertado de su hermana y las sonrisas triunfantes de sus padres.
—En una hora estoy saliendo con ella rumbo a Miami, nos casaremos allá en tres semanas... y eso es todo, no quiero decir nada más.
Salió disparado hacia la puerta de salida del patio, quitándose la corbata de la forma más rápida que podía, mientras cruzaba los pasillos con toda la agilidad posible, solo deteniéndose al verla meterse en una de las habitaciones de huéspedes. Llenándose de energía y decisión, empujó la puerta de un golpazo, sacudiéndose al encontra