Los recuerdos de hace ocho años lo golpearon y sintió que toda la sangre en sus venas empezaba a hervir y sus músculos se cerraba con ímpetu contra sus huesos. Incluso el cigarrillo tembló contra sus dedos y lo único que pudo hacer fue subir las escaleras empujando a todo al que se encontrara y meterse a su salón.
Daniel se sentó en su asiento en el aula, sintiendo el peso de la vergüenza y la ira que lo consumían. Los recuerdos de su pasado lo atormentaban, recordándole las acciones despreciables que habían cometido contra él. Se sentía atrapado en un ciclo interminable de remordimiento y auto-odio, sin saber cómo liberarse de su propia oscuridad.
Mientras el resto de los estudiantes llenaba el aula, Daniel se sumergió en un mar de pensamientos turbios, luchando por contener la tormenta de emociones que lo envolvía. Cada mirada, cada susurro parecía ser un recordatorio de aquella chica, y se preguntaba si alguna vez podría olvidarla y seguir su vida.
Su mente gritó nunca. Entendió qu