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—No fueron rosas exactamente

—Oh, lo recuerdas bien.

No tan bien, recuerdo solo lo que me interesa. Por ejemplo, ¿tú no apareces en mis recuerdos, dijiste que me ayudaste a subir?

—Por supuesto que te ayude a subir, perro, ¿crees que ella podría sola contigo? —la muchacha soltó una carcajada y siguió dándole sorbos a su jugo helado —¿Y a dónde ibas con ese ramo o en verdad, el alcohol te pone así de mal?

La mujer adulta dio un respingo y casi se atragantó con su propia respiración. Su rostro se encontraba ligeramente tenso y lucía un semblante demasiado ofendido.

—Basta, Emily, ¿cómo puedes hablar así de tu hermano?

Daniel le dio un trago a su vaso de agua y siguió con la expresión fresca de siempre, mientras veía ingresar a Serena, quien hizo una rápida reverencia antes de encaminarse hacia la mesa y recoger algunos de los platos y vasos desocupados.

—Déjalos ahí, Serena, los llevo yo — soltó, estampando su mano sobre la suya en un movimiento rápido y levantándose para arrebatarle lo
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