Antes de comenzar a comer se tomaron de las manos, para realizar una oración de agradecimiento. Notar como la tocaba su ex novio le sentó fatal. Era increíble que aquellas manos que tantas veces le hicieron el amor en el pasado, le resultasen en ese momento tan diferentes, extrañas, al punto de que su toque le generó cierta repulsión.
-Frank, ¿qué nos cuentas? ¿Cómo va la fisioterapia? Aún no estás trabajando, ¿cierto? -
preguntó Tilza, cordial, como si todo estuviese a la perfección, actitud que Christina aborreció. Él respondió a las preguntas, contando todo el progreso que estaba logrando con los tratamientos, asegurando que pronto podría volver a caminar con normalidad, que las marcas de las cicatrices eran horribles, pero que le recordaban todo lo que había vivido y superado. A Christina aquel discurso se le hizo en exceso melodramático y no pudo evitar hacer una mueca de disgusto, que él ignoró y siguió comentando todos los pormenores de su salud, haciendo hincapié que la ina