-Buena suerte con eso entonces también, porque romance nunca hubo, por cierto, ¿volviste
con él? -dijo con semblante de asco-. Digo, como dices mi novio, aunque tu padre me dijo que estás yendo a terapia porque estas muy deprimida porque terminaron, así que aprende a mentir hija.
-No, no volví con él, pero ya me aseguró que declararía por mí lo que fuera -mintió otra
vez, tratando de no verse nerviosa.
-Pues, habría que ver a ese bueno para nada, a ver si da la talla al menos de mentir en un
estrado como es debido, porque si no lo sabes el perjurio, es un delito.
-Yo te vi con él hace trece años y hace seis meses cuando discutían de eso, ¿pretendes negar que tuviste algo con él?
-¿Por qué tienes que ser tan fastidiosa? ¿A quién saliste así de temática? ¿En serio vas a
hacer que tu padre y yo nos divorciemos por un desliz pésimo de cinco minutos hace trece años atrás? Hija, yo amo a tu padre, déjame resolver las cosas.
-Espera... ¿cinco minutos? -preguntó consternada.
-Bueno, ¿dos minu