- Francis... ¿Dormiste aquí?
Me abrazó impidiendo que me levantara de la cama:
- Sí... llegué era casi medianoche. No fue mi intención despertarte. Había sido una noche dura y aparentemente el día había ido de la misma manera. Y dormiste maravillosamente.
- Creo que fue el efecto del antialérgico. – Lo abracé. - ¿Por qué volviste?
- Para ti... No pensaste que te dejaría sola en un momento como este, ¿verdad? - El me miró.
- Eso pensé... Ni siquiera me llamó.
- Había apagado el teléfono, debido a la clase. Mi madre me avisó tan pronto como lo consiguió. Y vine enseguida. Siento lo de Liam... Y...” Me acarició la cara con ternura. - Si de verdad crees que te dejaría en paz en un momento como este, ¿qué carajo de amigo he sido para ti toda mi vida?
- Siento haber pensado que me habías abandonado, Francis.
- Mira, mírame. Levantó mi barbilla hacia él. “Nunca te dejaré, ¿de acuerdo? Somos Virginia y Francis, ¿recuerdas? - sonrió, con esa boca que me tomaba en serio y acababa con mi cordura