- Marcelus... Por favor, deja ir a mi chico. - Pregunté, en un hilo de voz.
- ¿Por qué haría eso, hermosa Virginia? - él se rió. - Pero mátame una curiosidad: ¿es alérgico?
No dije nada. Tomó el arma y apuntó al suelo:
- ¿Quieres que se lo enseñe a Francisco? ¿O debería llamarlo Francisco? Hola Francis, ¿ese es tu apodo?
- No. Se encogió de hombros mientras imitaba la voz del títere, haciéndolo volar en sus brazos. – Francisco es mi padre. - hizo la voz de un superhéroe .
- ¿Dónde está Francisco? - preguntó Marcelo. “No puedo creer que se vaya a perder la mejor parte de la fiesta.
- ¿Qué quieres, idiota? – preguntó michelle.
- ¿Es por allí? Me apuntó con el arma. - Sólo eso. Podría verte... Después de todo, fue mamá quien hizo publicidad de la chica buena, ¿verdad?
- ¿Crees que te saldrás con la tuya esta vez? - ella preguntó.
- No... No soy como tú, Michelle. Te saliste con la tuya. Pagué por lo que hice. Perdí el derecho a practicar. ¿Adivina que? Me mudé a otro país para poder ejer