- Yo... yo tengo novio ahora. Dije, incapaz de ocultar mi sonrisa.
- El señor que estaba en la plaza contigo... ¿Ese fin de domingo?
- Sí. Arqueé una ceja.
Él sonrió:
- Noté que te gustaba.
- Somos grandes amigos... ¿O lo éramos? - Estaba confundido. De todos modos, me preguntó antes de la cena. - dije feliz.
- Luego fueron a celebrar... Con un condón alérgico.
- Bueno... Ella era de otro tipo... Estaba caliente.
- ¿Te perdiste el fuego? Frunció el ceño, curioso.
- No...
Alguien llamó a la puerta y luego la abrió. Era la enfermera:
- Doctor, todo está listo para la inyección y el suero. - advirtió.
- Está bien... Sólo dame unos minutos más. - el pidio.
Ella asintió y cerró la puerta.
- Virginia, lamento que Marcelus actuara de esta manera contigo. Hay hombres que no aceptan perder.
- Eso es muy inmaduro de su parte.
- Lo sé... Pero te confieso que hay que tener mucho autocontrol para perder a alguien que amas y no hacer nada... No es mala persona.
- Conocía la peor parte de él.
- Aún