- Padrino? - Francis los miró sorprendido. – Yo… me siento halagado por la invitación. Y yo estaré allí, sí.
- Padrino... Con Vi. Andrea me miró. - Queremos que seas la madrina de nuestra boda... Amiga.
La abracé fuerte:
- Yo... no puedo creer que mi hermanito se vaya a casar... - Negué con la cabeza, emocionada.
- Entonces, ¿tendré que encontrar a esta mujer antes del baile de primavera? - Francis me miró, divertido.
- No puedo ir, si lo prefieres. Lo miré seriamente.
- Te buscaría... En el quinto de los infiernos, diablillo. - El me miró.
- En dos meses... Tienes una cita. - Andrea sonrió.
- Bueno, me gustaría quedarme más tiempo... Pero me tengo que ir. Perdón. - Dijo, despidiéndose de todos.
Fui con él al coche.
- ¿Viniste... a despedirte lejos de los demás? – preguntó en mi oído, haciéndome temblar solo con su cálido aliento en mi cuello.
- No... vine a buscar mi canasta. ¿Por qué crees que no comí postre? Devoraré los algodones enteros... Mientras veo nuestra serie favorita junt