CAPITULO 8: CONTRATO.
Frente a mí estaba el pago por todo mi esfuerzo, el esfuerzo de trabajar arduamente, de algunos desvelos y, por supuesto, de las llamadas de atención de Samuel, que, a pesar de llevar casi un año de relación, aún tendía a ser un jefe algo estricto y, cuando le tocaba llamarme la atención, no importaba que muchas de las noches me tocara con intensidad y lujuria; él soltaba palabras duras… El contrato para el puesto de jefa de marketing era uno de los peldaños que deseaba escalar y finalmente estaba frente a mí. Estaba orgullosa de mí, aunque un sentimiento de tristeza me invadió, ya que ese puesto significaba que, al firmar el documento, ya no estaría tan cerca de Samuel como lo había estado todo ese tiempo.
—¿No te convence el sueldo?
Soltó Samuel ante la duda y el silencio de Raquel frente al documento que minutos antes había puesto ante sus ojos castaños.
—No, eso está muy bien… Es que…
—¿Qué?
—Siento un poco de nostalgia, ya que ya no podré estar mucho tiempo contigo, es decir, ya n