—¡Cof, cof!
Ana tosió fuertemente dos veces.
La sugerencia matrimonial de una adolescente de dieciocho años le resultaba bastante incómoda.
Ana creía que su asunto con Gabriel era algo privado, pero aparentemente ya era de conocimiento público.
Mateo ya era cosa del pasado.
Gabriel era el presente.
—Incluso sin él, nadie se atrevería a maltratarme.
Ana ya lo había comprendido.
En la sociedad actual, el dinero y el poder siempre prevalecían.
Quizás no pudiera soportarlo todo, pero sola, no temía a nada.
¡En el peor de los casos, se llevaría a todos ellos con ella!
No sin razón se dice en internet que no hay que provocar a los locos.
Selina no creía que Ana no tuviera ningún interés especial en Gabriel.
Aunque era joven, su madurez mental superaba por mucho lo que ellos imaginaban.
En cuestiones de amor, Selina podía ver a través de todo.
Gabriel amaba a Ana, eso era un hecho indiscutible.
En cuanto a Ana...
Definitivamente sentía algo por él, solo que tenía demasiadas preocupaciones, lo