—Ethan Scott —
Nuestra llegada a Nueva York fue de lo más loca que hubo, corrimos por el aeropuerto pues la pequeña Sofía iba con dolor de oídos y muchos vómito, por suerte no había tenido fiebre, que era lo que más nos trnaquilizaba.
Cuando llegamos a la urgencia del hospital, un Bruno echo bolsa nos recibió, eso quería decir dos cosas: la primera que se había peleado por enésima vez con Hanna por alguna cosa o la segunda… que también se había peleado con Hanna. No me critiquen, apuesto a que fue la primera.
—Y ¿esa carita mi sexi italiano?—le interroga mi amada esposita.
—Nada mi preciosa, solo que tuve turno doble.
—Ya…
—Eso y ya. Ahora, dame a esta preciosura para revisarla.
Bruno toma a su ahijada y la llevó a uno de los boxes para revisarla, mientras nosotros nos miramos con cara de ¿Qué mierda pasó entre esos dos?
Después de un acusioso exámen, Bruno determina que la presión y las turbulencias del avión habían descompensado a nuestra diablilla y que todo pasaría en unas cu