Tras haber sufrido por años de violencia doméstica a manos de su padre, Stacy rompe un día con las cadenas que ya eran costumbre en su hogar. En un esfuerzo inconmensurable por proteger a su madre, acaba con la vida de su padre en defensa propia, pero, vivir en un pueblo pequeño, tiene sus desventajas. Ser la hija de un ex policía y sobrina del sheriff, no ayudará a Stacy para nada en su caso. Huye desconsoladamente hasta que cae en brazos de Xavier Lightwood quien, atrapado por su belleza, le propone salvarla y brindarle una guarida como todo un príncipe azul. Lo que Stacy desconoce es que Xavier tiene más de villano que de príncipe. Las intrigas constantes, los cuchicheos sospechosos, el temor de sus trabajadores y los cabos sueltos harán que ella se cuestione quién es en realidad su salvador. ¿Quién es en verdad Xavier? ¿Por qué está obsesionado con ella? ¿Por qué guarda tantos secretos? ¿Podrá Stacy salir ilesa?
Ler maisLa respiración de Stacy está más agitada que nunca en su vida. Su corazón palpita a un ritmo que no es para normal y cada parte de su cuerpo se encuentra temblando horrorizada por lo que acaba de hacer.
—¡Dios mío! ¿Está respirando? —se pregunta a sí misma mientras observa fijamente el cuerpo inmóvil en el suelo sucio de la sala de su casa. El lugar es un completo desastre. Los pedazos de vidrios rotos se esparcen por todo el suelo, el cuerpo de su padre yace boca abajo en la dura madera mientras un enorme charco de sangre se acumula alrededor de su cabeza, esparciéndose poco a poco y manchando todo lo que toca. “¡Ay, Dios mío, Dios mío! ¿Qué demonios he hecho?”. Se pregunta aterrada y lo que quedaba de la botella de cerveza resbala de su mano cayendo hacia el piso y llenando la habitación del eco del estruendo. —Stacy, tienes que salir de aquí ya. Tengo un poco de dinero ahorrado. No es mucho, pero al menos es algo. Cógelo y vete de aquí corriendo. La voz ronca de Celeste, la madre de Stacy reemplaza el estruendo de los vidrios. Es casi incapaz de hablar de lo rasposa que tiene la garganta. Estuvo gritando todo el rato mientras trataba de detener el ataque de su ahora difunto esposo. “Golpear a mi padre con las botellas era la única salida, la única forma de detener sus constantes maltratos tanto a mí, como a mi madre”. Se repite una y otra vez la rubia en un intento por no sentirse tan culpable. “No tuve otra opción, iba a matar a mi madre si no lo detenía. Era la única solución ¿cierto?”. A pesar de que el cuerpo del padre yace inerte, Stacy se agacha y coloca dos de sus dedos en el cuello de su padre en busca de un pulso que no encuentra. —Stace, vete. Es solo cuestión de tiempo para que llegue la policía. No puedes estar aquí cuando ellos aparezcan. —No puedo irme y dejarte con este desastre sola, mamá. Yo hice esto. Diremos que fue en defensa propia, que fue justo lo que sucedió —la voz de la rubia suena más temblorosa que nunca, no tiene ni idea de cómo continúa parada sobre sus propios pies cuando las rodillas amenazan con fallarle a cada segundo. —Fue lo que sucedió, pero recuerda que tu padre trabajó en la policía, tu tío es el alcalde y nadie en este maldito pueblo tiene ni idea de lo retorcido, abusador e hijo de puta que era tu padre. En caso de que nos crean, tu tío se asegurará de que paguemos con creces este “accidente”. Tienes que irte, tus huellas están por todos lados. Escóndete, protégete. Cuando sea seguro podrás volver a casa —dice Mercedes acunando la cara de su hija entre sus manos y sin dejar de mirarle a esos ojos verdes tan particulares mientras las lágrimas ruedan por sus mejillas. Las bilis suben por la garganta de Stacy, pero ella se obliga a tragar en seco y empujar la amargura de vuelta hacia abajo para luego respirar hondo. Una parte de ella no se quiere marchar. Siente que dejar a su madre en esas condiciones es demasiado egoísta, pero, por la otra parte, sabe que Mercedes tiene razón. Necesita irse lejos de ese pueblo horroroso en el cual ha estado encerrada por años viviendo una vida amargada y llena de horrores por el hombre al que acaba de matar. Necesita esconderse durante un tiempo hasta que la marea baje. Necesita alejarse y armarse con un buen plan. Justo cuando más asustada se encuentra pensando en sus opciones, el timbre de su celular la toma por sorpresa y la sobresalta. Su estómago da un vuelco increíble al mirar el identificador de llamadas en la pantalla averiada de su móvil: Xavier Lightwood. “Pero ¿qué demonios hace Xavier Lightwood llamándome justo ahora?Stacy y Xavier regresan al granero. El olor nauseabundo los inunda al instante, pero avanzan.Javier no aparece por ninguna parte, así que deciden mirar en el sótano. La habitación está envuelta en una intensa oscuridad, pero logran distinguir a Javier cerca de la pared del fondo.—Se acabó hermanito —le dice Xavier decidido.—No pensarán que me daré por vencido tan fácilmente, ¿verdad? —dice mientras mete cosas en un bolso, se está apoyando pesadamente en su pierna buena— Esto no se acaba hasta que yo decida que se acaba —se echa el bolso al hombro y se da la vuelta, apuntando a Stacy con una pistola. La policía ya viene en camino, me aseguré de eso ¿Qué crees que dirán, hermanito cuando Stacy esté muerta, yo gravemente herido y todas las pruebas apunten a ti? La única persona que demostraría tu inocencia ha desaparecido y toda esta casa te incrimina, especialmente ese diario tuyo.—Todas las pruebas que tienes son falsas, la policía se dará cuenta.—Tú que estabas enamorada de él no
El cañón de la pistola roza la piel del cuello de Stacy y todo su cuerpo se pone tenso en respuesta.—Mentira, solo me quieres para poder torturar a Xavier —dice ella llenándose de valor.—Tienes razón, pero qué increíble habría sido si hubiera estado hablando en serio —Xavier da un paso adelante, pero su hermano es más rápido y clava el cañón de la pistola más profundamente en la piel de la rubia— Detente o le vuelo la cabeza —Con la mano que tiene libre, él aprieta el cabello de la nuca de Stacy haciendo que las lágrimas se acumulen en sus ojos— Creo que deberías darme las gracias, cariño.—Eso lo dudo mucho.—Xavi es insoportable con las chicas, primero fue Ava. Cuando la conoció, la seguía a todas partes como un cachorro triste, era patético, pero entonces ella se enteró de las alucinaciones y la pérdida de memoria y vino corriendo directamente hacia mí.—Javier, te lo advierto —la voz de Xavi es una amenaza clara.Javier hala del cabello de la rubia exponiendo más su cuello, lo q
Xavier frota la parte baja de la espalda de Stacy hablando con tranquilidad.—Libéralos, no quiero que sus muertes pesen sobre tu conciencia. Aún hay una forma de que tú también escapes.—Déjalos ir, nos quedaremos.—Con mucho gusto —dice él sonriendo.El terror se clava en ella cuando ve cómo acaba con sus vidas con un simple corte de la navaja en sus cuellos. Los arrastra hasta perderlos de vista.Los gritos de Stacy resuenan por todo el granero mientras Xavier la sujeta por el tronco evitándole ir hacia el psicópata.—Me dijiste que cuerpo por cuerpo ¡maldito! —Nadie dijo que la vida era justa, después de todo, soy un psicópata. Ahora, tienen cinco minutos para salir de aquí antes de que yo empiece mi cacería. Esto va a ser divertido.Stacy no hace más que agitarse y patalear mientras grita más y más fuerte—Stace, tienes que calmarte, tengo un plan. Cuando ataque a mi hermano, tienes que salir corriendo por esa otra salida—ella niega con su cabeza aterrada— Estás embarazada, tien
—¡Te dije que no te saldrías con la tuya! Hice la promesa de proteger a Stace y pienso cumplirla —le dice Xavier enfurecido.Acto seguido, lanza un puñetazo, pero Javier lo bloquea, este desplaza el peso de su cuerpo deslizando a Xavier por el suelo.—¿Sabes? He pensado en hacer que mires mientras la mato, pero quizás te mate a ti primero.Justo en ese momento, Stacy ve algo que brilla en la mano de Javier y se da cuenta.—¡Xavier, cuidado, tiene su propia navaja!Javier arremete un instante después y su hermano consigue esquivarlo por poco. Ambos luchan con desenfreno. La sangre chorrea por el aire, cayendo sobre sus pies.—¡Eres un monstruo! —le grita Stacy a Javier en un intento por distraerlo.—Al menos yo no maté a mis padres… ¡oh! Espera.Por un momento, ambos hermanos se quedan paralizados. Un escalofrío recorre la espalda de la rubia y Javier sonríe como un demente.—¿DE qué hablas? —pregunta Xavier desconcertado— Yo los maté, los envenené.—Sí… y no. Nuestro padre murió por t
Bajo el granero, Javier tiene a su hermano y a Stacy secuestrados. El encanto dulce y juvenil de antaño no aparece por ninguna parte. Javier se ha vuelto todo un desquiciado.—Stace, mírame —le pide Xavier, haciendo caso omiso de su hermano y observándola fijamente lleno de remordimiento— Lamento mucho no haberme dado cuenta antes.—Xavier… —exhala ella su nombre casi en un suspiro.—Tenía mis sospechas, pero necesitaba estar seguro y, cuando lo estuve…Antes de que pueda terminar la frase, Javier aplaude lentamente. Su risa malvada flota en el aire interrumpiendo a su hermano.—Lo que mi hermanito aquí está tratando de decirte es que una vez que descubrió la verdad, intentó contártelo, pero te asustó tanto que pensaste que él era el asesino.Las lágrimas corren a montones por las mejillas de Stacy quien respira entrecortadamente, pensando en lo que había hecho. Una vez más, había acusado a Xavier, ella había elegido no creerle y traicionarle cuando había jurado que no lo haría más.—
Respirando con dificultad, Stacy rebusca entre las llaves de antes y saca unas en concreto. Las agarra y corre hacia el muelle y la lancha. Para su suerte, Xavier la había enseñado a manejar una lancha, sin saberlo, le había ofrecido una salida.Stacy respira hondo y prepara la lancha, imitando los movimientos de Xavier en Ciudad del Cabo. AL girar la llave en el contacto, el motor chasquea una vez, dos veces.—Stace, espera.A la rubia se le revuelve el estómago al escuchar la voz de Xavier, así que vuelve a girar la llave y, esa vez, el motor gira y arranca.—¡Stacy! —la llamada de él es más desesperada esa vez.Lentamente, ella comienza a alejarse del muelle. El timón es complicado de manejar, pero ella se las arregla para dominarlo. Entonces, de repente, la lancha se balancea de lado a lado, rociando agua.Xavier saltó al interior y Stacy no lo piensa dos veces antes de girar con fuerza el volante.—¡¿Estás loca?! —grita él.—¡Déjame de una vez!
Último capítulo