Me despierto cuando unos tenues rayos de sol entran por mi ventana, miro
mi despertador y veo que son las ocho de la mañana, apenas he dormido unahora y media.Contemplo mi rostro en el espejo. Tengo ojeras, el maquillaje estárestregado por toda mi cara, mis ojos están cansados…: un desastre. Miro miteléfono móvil, en busca de una llamada, de algo, por parte de Joan, y noencuentro nada. Miro su última conexión; las siete de la mañana.Mi cuerpo se paraliza como si me acabaran de tirar un jarro de agua fría.Kylian. Viene tan rápido a mi mente, que no me da tiempo a apartar esepensamiento de mi cabeza. Recuerdo lo que me ha hecho hace apenas treshoras y mi corazón se paraliza.—No puede ser…Me llevo las manos a la cabeza y niego en repetidas ocasiones, ¿cómo hapodido pasarme esto a mí? Pienso y pienso en cómo solucionar esteescamoso asunto y no llego a ninguna conclusión. Llaman al timbre de miaparta