No podía dormir.
Podría ser el dormitorio desconocido. Bueno, no tandesconocido. Era de Ian. Por extraño que parezca acabédurmiendo en dormitorio y no fue decisión mía. Habíacuatro habitaciones en la planta de arriba, uno de Ian, otrode invitados con una cama grande que ya estaba ocupadopor Nora y Dean, otro con una cama pequeña que elegí paramí y Liv. Pensaba empujar la cama hacia la pared ypodríamos dormir las dos ahí, pero Nora no quiso escuchar.En cuanto le dije que Liv no dormía en su cuna por lanoche insistió en ver la otra habitación, igual que la quehabía elegido yo, pero con la mala suerte de que la camahacía un ruido horrible.Entonces Nora me ofreció su habitación. Me negué. Lointentó una y otra vez e Ian nos encontró en medio delpasillo discutiendo. Sacudió lo cabeza que por lo que hevisto es su manera de reaccionar cuando piensa que lasmujeres están locas de atar, y abrió