Capítulo ciento catorce. Cara a cara.
— — — — Narra Brad Lancaster — — — —
Corté la llamada con Amy porque no podía dejar que escuchara lo que estaba a punto de pasar. El sonido que ella oyó no fue un golpe al azar. Fue la señal.
Él ya estaba dentro.
No sabía cómo había entrado, pero no importaba. El juego había comenzado.
Bajé las escaleras en silencio, con la Glock cargada y lista. No era la primera vez que enfrentaba una amenaza. Pero sí la primera vez que sentía que estaba a punto de enfrentarme a una parte de mí que nunca conocí.
El reflejo roto.
El pasillo del primer piso estaba oscuro, salvo por una lámpara que parpadeaba intermitente. Cada sombra parecía moverse. El silencio no era completo. Había un zumbido en el ambiente. Un eco tenue, como una respiración que no era la mía.
—Ya sé que estás aquí —dije en voz baja—. No voy a correr.
Silencio.
Avancé un paso.
Y entonces lo vi.
Apoyado contra el marco de la puerta del salón, como si le perteneciera, como si fuera su casa. Vest