Al ver que Naven desapareció, Sofia había vuelto al departamento, por un momento pensó que había ido muy lejos al realizar aquella pregunta, sabía que estaba prácticamente en un callejón sin salida. Con aquel pensamiento había tratado de dormir.
Al día siguiente la mujer salió temprano, tenía que llegar a la Universidad, era demasiado temprano, pero antes de que ponga un pie fuera, alguien la agarra del brazo.
— ¿A donde vas tan temprano? — Era Naven.
— Tengo que ir a la Universidad, además Catalina no esta y quiero ir a ver mi Departamento.
— ¿Recuerdas la orden que te he dado, Sofia?
La morena de ojos verdes traga saliva, claro que Recuerda la autoridad de su esposo.
— ¿Lo recuerdas?
— Si, pero no quería molestar.
— Calla y vamos — Sofia no protesto y siguió los pasos de Naven de manera obediente hasta el vehículo.
El rugido constante del motor era lo único que llenaba el silencio espeso dentro del vehículo, el aire parecía más denso con cada kilómetro que pasaba.
Sofía man