Capítulo 37: Nunca quise lastimarte

Tras pasar un día entero con mi ahora mejor amiga, regresé a la residencia bajo la luz tenue de la noche, deseando fervientemente que Carla estuviera en la habitación para poder conversar.

Al abrir la puerta, me encontré con una oscuridad absoluta. Con un movimiento rápido, encendí la linterna de mi celular y la dirigí hacia la lámpara de la mesita de noche. Al instante, la luz reveló la figura de una pelirroja en pijama, profundamente dormida. Su rostro sereno, bañado en el suave resplandor, evocaba una tranquilidad que contrastaba con la inquietud que aún me acompañaba.

Lo positivo era que sabía exactamente dónde se encontraba, lo que me daba cierta calma. Lo complicado era que Carla estaba desconectada momentáneamente, y despertarla sin más probablemente significaría arriesgarme a un puñetazo.

Así que, en este instante, lo único que podía hacer era lo mismo que ella: descansar y esperar que mañana fuera un día mejor.

Con un suspiro, me dejé caer en la cama, sintiendo el suave acolc
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