Se suponía que Zayden volvería anoche a casa. Se suponía que estaría a mi lado de aquí en adelante, pero no. Solo hay silencio. Le marqué muchas veces y solo obtuve por respuesta su buzón de mensajes. ¿Tan ocupado estaba para no responder por un minuto?
Estoy preocupada. ¿Y si le pasó algo?
No quiero ni imaginarlo. Acabamos de aclarar las cosas entre nosotros. Acabamos de decirnos de frente que nos daremos la oportunidad de tener algo real, que haríamos que no solo se tratara del vínculo sino de una elección consciente.
El amanecer me descubrió observando por la ventana. Y entonces por fin una llamada.
—Discúlpame. Cade está en la carcel y eso es mucho trámite. Debí calmar también a mi hermana y esperar el primer interrogatorio con el consejo de ancianos.
No podía creer lo que me estaba contando Zayden.
—¿En la cárcel? No entiendo, ¿Qué pasó?
Lo que me cuenta es una locura. ¿Robar el sello de la garra y atreverse a decir que lo hizo por mí? ¿Qué yo le di alas?
—Sabes que yo no sería c