31. Bufón
Stefan.
Estoy absorto en mis pensamientos, un remolino de emociones que creí muertas hace años despertaron, en mi cabeza sigue muy vivo el recuerdo de la cercanía con Renata anoche, mi memoria muscular permanece fresca y es como si pudiera sentir su suave piel bajo las yemas de mis dedos aún, su aroma... cierro los ojos y una corriente de electricidad me recorre el cuerpo entero, igual que anoche, en cuanto mi piel entró en contacto con la de ella, cuándo su cálido aliento acariciaba mi pecho desnudo... esto no puede ser, niego con la cabeza y dejo caer la mano sobre mi muslo, pasó tanto desde la última vez que me sentí de esta manera, en estos 3 años he estado en abstinencia total, ninguna mujer me había causado sensación alguna, solo me había sentido de esta manera tan confusa con dos mujeres a lo largo de mi vida, Renata y mi querida Marisa...
Me separo de mi escritorio y abro el primer cajón, ahí reposa un retrato de Marisa sonriendo, su cabello castaño oscuro suelto como ella si