Al recibir esa pregunta, los labios de Gilda se comprimieron; a la vez que tragaba saliva. Teo supo que había tocado un punto sensible y que posiblemente no dijera la verdad - Es mucho trabajo, pero el único que puede hacerlo es Marcos. Depende del jefe decidir si alguien más entra ahí y el segundo al mando es Marcos - sus palabras no sonaban como una total mentira. Tenían mucha lógica.
-Oh - levantó las cejas - El jefe es muy tacaño.
Gilda soltó una suave risa - Así es - luego, relajó la boca - a veces viene a supervisar. Puede que te topes con él.
Teo asintió - Supongo que no podré evitarlo.
-por cierto - Gilda se inclinó hacia él, curiosa - ¿de d&oa