El frío se apoderó de Natalie con la misma intensidad que una tormenta de nieve en pleno invierno. Su vientre se tensó, convirtiéndose en un bulto duro y firme, como si su hijo estuviera reaccionando al peligro que se acercaba. Natalie sintió una conexión visceral con su hijo, como si pudiera sentir su anatomía a través de la piel, y supo que él estaba percibiendo la amenaza que ella veía. En el breve instante que Nelson tardó en saludarla, Natalie procesó todo lo que estaba sucediendo y se preparó para actuar, su instinto maternal y su sentido de supervivencia trabajando en perfecta sincronía.
—Nelson. — dijo la joven con voz temblorosa, aunque no de miedo, era furia contenida.
—Entonces ¿me abandonaste para irte con un amante, cual perra en celo? — preguntó con falsa diversión, aunque Natalie podía ver lo furioso que estaba, su mirada se lo dejaba en claro.
—No, no, no confundas las cosas, me fui tratando de salvar mi vida luego de la última paliza que me diste, yo no pensaba caer n