—Sí, puede que tenga razón y pido disculpas por eso, a veces suelo dilatar un poco más la situación, quizás tratando de preparar a las personas para la mala noticia que debo dar, ¿qué quiere que le diga? me gana la costumbre.—Malakai lo vio y asintió demostrando una vez más el fuerte temperamento que tenía este hombre, que no gritaba, ni maldecía, ni gesticulaba con sus manos, Malakai parecía una roca estancada en un precipicio, recibiendo los golpes de las olas del mar, inquebrantable, inamovible, aunque claro que esa roca llegado el tiempo cede. —En el reporte la señorita Natalie dice que, si bien al principio de su matrimonio le pareció normal el hecho de que su esposo la aislara de su entorno, ya que su madre y su padrastro nunca fueron lo que se llamarían buenas personas con ella, sí dejó en claro que fue ahí cuando empezaron los problemas, cuando ella quiso estudiar algo, a lo que el señor Nelson se opuso rotundamente, y que con el correr de los meses, únicamente le permitió s