El sol estaba en su punto más alto, proyectando una luz cálida sobre el paisaje del rancho Red Moon. Malakai caminaba por el sendero serpenteante que conducía al establo, rodeado de praderas verdes y bosquecillos de árboles altos, el aire estaba lleno del canto de los pájaros y el susurro del viento a través de las hojas, la naturaleza parecía envolver a Malakai en una capa de paz y tranquilidad, calmando su mente y su espíritu, o quizás era su lobo viendo todo aquello como su territorio, más de lo que antes lo hacía, pues ahora era el Alpha.
A medida que caminaba, el sonido de sus pasos sobre la tierra seca y el crujido de las ramas bajo sus pies eran los únicos sonidos que rompían el silencio y aunque el camino era largo, Malakai no tenía prisa; necesitaba un tiempo fuera, por lo que disfrutaba del paseo y del tiempo para reflexionar, ya que la distancia entre la cabaña de Natalie y el establo era considerable.
Después de diez minutos de caminata, Malakai llegó al establo, apenas cr