El silencio y la confusión reinaban en la cocina, sin embargo, ninguno de los jóvenes pregunto nada, aunque habían escuchado el susurro de Natalie, y comprendieron que su reproche a Malakai solo significaba que entre ellos había pasado algo, más que un simple coqueteo, aunque no comprendían en qué momento sucedió aquello, pues en el tiempo que Natalie llevaba con ellos, Malakai le escapaba como la luna escapa del sol.
— ¿Por qué siempre me rodeo de estúpidos? — pregunto a la nada la castaña acomodando las banquetas, y por un segundo vio el rostro confuso de Nero y Terry, algo que la hizo reír. — Claro que no lo digo por ustedes, es solo… — Terry la vio con los ojos afinados, mientras sonreía.
— Malakai, lo comprendemos, su actuar no tiene justificación, pero deja que le cuente a Magnus… — Nero no pensaba dejar pasar, así como así, semejante comportamiento, por mas que fuese Malakai, él en verdad sentía la necesidad de cuidar a Natalie, como le hubiese gustado proteger a su madre.
— Oh,