Natalie rio hasta que el rostro le reclamo aquel hecho, aunque no por alguna molestia, ya que “milagrosamente” su rostro estaba sin rastros de los golpes que Nelson le había dado, el día que se atrevió a pedirle el divorcio, lo que le reclamaba eran sus músculos, mismos que hacía mucho tiempo no movilizaba para reír de esa forma.
— Creo que Natalie tiene razón en su queja Malakai, mira que bajar la guardia con una yegua salvaje. — dijo Magnus y Malakai estaba a punto de gruñir, pero se contuvo, después de todo, estaba frente a su Alpha. — Mejor dime, ¿a quién recomiendas en esta misión tan importante? — concluyo el mayor y Natalie lo vio incrédula, de acuerdo, aceptaba que necesitaría alguien de confianza cuidando su espalda, por si su madre le hubiera arruinado el noviazgo o matrimonio a algun vaquero, pero de allí a que la considere una “misión importante” había un gran trecho.
— Yo… este… — la mente de Malakai estaba en blanco, no porque no confiara en los demás lobos, solo era el