AREN
Detengo su inspección en mí cuerpo colocando mí mano en su encima.
–¿Te duele?–cuestiona con su bello rostro afligido.
–Nada duele más que tu rechazo e indiferencia.–Determino mirándola seriamente.
Volteo cerrando mí túnica nuevamente y sobre mí espalda pregunto.
–¿Cuál es la urgencia? Para que mí reina tuviera que haber venido por su propia voluntad a mis aposentos.
–¡Como son capaces de hacer semejantes atrocidades! Las aberraciones que comenten con las personas no tienen nombre..
Escucho su voz desagarrarse y mis manos se hacen puños. La ira, el dolor y el remordimiento calan mis huesos. Mis dientes rechinan y los ojos se vuelven en un instante rojos... Trato de mantener el control. Pero, los recuerdos de mí infancia....El llanto de mí padre, las torturas, sangre y cicatrices que no solo son fisicas quedaron grabadas en el alma»
– ¡Son bestias despreciables y tu eres el peor!
Furioso volteo y me acerco a mí luna. Ella retrocede asustada por mí cambio radical. Mis c