Después de que Marco se marchó, sentí alivio. No lo quiero cerca de Sol. Es una plaga peligrosa, un problema vivo.
Mientras trabajaba en la oficina, encontré un archivo en la computadora. Ahí estaban esas malditas fotos... las que él le mostró a Sol cuando me tendió la trampa el día de mi cumpleaños. Y no sé si fue a propósito, o simplemente se coló ahí, pero había un archivo extra.
—¿Qué...? —murmuré, frunciendo el ceño.
Cuando lo abrí y leí su contenido, sentí algo que no sé describir. Raro. Frío. Como si se me helara el pecho.
Era una conversación vieja, con palabras que apestaban a manipulación. Era mi padrino hablándole a Marco...de mí, pero también algo más...
¿El es su hijo de sangre?
Ni siquiera supe exactamente qué sentí. No sé si fue decepción... o si simplemente me sentí usado durante tantos años.
—Con razón... —reí por lo bajo, sin una pizca de gracia.
Necesitaba atesorar ese secreto...no podía simplemente ir reclamarle. Necesito confirmarlo con mis propios ojos.
Así pasar